Todos somos uno
Comprenderás porque todos somos uno
¿Qué es la ley de unidad (todos somos uno)?
La ley de unidad nos dice que no existe separación entre personas, animales, objetos, planetas o galaxias. Todos formamos parte de una misma y única unidad o familia.
En términos universales, es fácil deducir esta ley, puesto que, en el momento previo al Big Bang, la totalidad de la materia y energía del universo estaba concentrada en un único punto.
Tras la gran explosión, todo fue disgregado a través de los confines del universo; pero, en el fondo, tal y como sugieren diferentes experimentos dentro del campo de la física cuántica, todo sigue unido e interrelacionado a pesar de esa aparente separación. Es más, ese «todo» sigue gobernado por una única energía o inteligencia a través de leyes o principios universales comunes.
A escala humana, la idea clave que deriva de estas reflexiones es que, entre personas, tampoco existe separación alguna. Como decía antes, todos somos, en definitiva, una gran familia. Todos formamos parte de una misma unidad, la humanidad. Y la humanidad no es más que un conjunto de almas encarnadas en distintos cuerpos que buscan crecer, adaptarse, evolucionar y ser felices.
Al final, todos nosotros buscamos llegar al mismo punto: a lo más profundo de nuestro ser, a la realización, al amor, o a Dios; sinónimos que expresan el lugar de donde provenimos y, por tanto, el nexo común que todos compartimos.
Todos estamos involucrados en un mismo proyecto, un proyecto que depende de cada uno de nosotros y donde todos ponemos –seamos o no conscientes de ello– nuestro pequeño granito de arena.
¿Cómo aplicar la ley de unidad en tu vida?
Si todos somos uno, eso significa que, cuando alguien sufre, en realidad, aunque sea a un nivel sutil, sufrimos todos; y que, cuando alguien muere de hambre, es asesinado o es humillado, de alguna manera, es toda la humanidad quien sufre las consecuencias de ello.
Al contrario, cuando alguien es feliz, esa felicidad también repercute sobre el conjunto; mientras que, si alguien es premiado, es reconocido o es amado, los beneficios que de ello repercuten potencialmente en todos nosotros también.
Aunque habitemos en cuerpos distintos, a efectos prácticos, no hay separación entre personas. Por tanto, maltrata al prójimo y te estarás maltratando a ti mismo; ama al prójimo y te estarás amando a ti mismo. Hazle daño a la madre tierra y estarás destruyendo la casa que todos compartimos.
Es una idea simple y lógica que han propuesto, de una u otra forma, diferentes líderes espirituales y religiosos a lo largo de la historia, pero es una idea que nos cuesta entender y, mucho más, aplicar a nuestro día a día.
Llevarlo a la práctica es sencillo, lo tienes interiorizado desde siempre: “haz bien y no mires a quien”, “no hagas a los demás aquello que no quieras que te hagan a ti” o “trata al prójimo tal y como quieres ser tratado tú”. Imagina el enorme impacto que tendría a nivel mundial, en tu vida y en nuestro día a día aplicar estas consignas básicas.