No hay que apresurarse tanto a poner el rótulo de enojo a un estallido emocional. Es una liberación de energía que no hay que considerar como una emoción negativa o «no espiritual». Por otro lado, el hecho de que alguien no exprese su rabia no quiere decir que no la sienta. A la rabia vuelta hacia afuera se la llama rabia. A la rabia vuelta hacia adentro se la llama úlcera, cáncer, etcétera.

Lo peor que puedes hacer con la ira es negar que la sientes, fingir que no estás enojado. Hay una manera de compartir nuestro enojo con la gente, sin expresarlo como un ataque. En vez de decir, por ejemplo: «Me haces sentir así o asá», puedes decir: «Me siento de este modo. No estoy diciendo que tú me hagas sentir así, ni que la culpa sea tuya. Simplemente, comparto esto contigo como parte de mi proceso de sanación, para liberarme de este sentimiento e ir más allá de él».

De esta manera asumes la responsabilidad de tus sentimientos, y lo que se podría haber visto como una discusión -o incluso haber eludido como un tema desagradable- puede convertirse en una parte importante del poder curativo de las relaciones. Entonces no hablamos como adversarios, sino como compañeros. Las verdaderas relaciones exigen una comunicación sincera, por más dolorosa que sea y por más miedo que cause.

Lección 3 – Consecuencias

El mal genio te defiende, pero llevado al extremo, si sientes ira frecuente y sin control puede llevarte a problemas mayores, si además eres superviviente de violencia sexual, puedes guardar emociones que te lleven a experimentar cambios en el humor, y hoy más, ya que en nuestros días todo va tan rápido, que no te das siempre el tiempo requerido para procesar todo en cada área de tu vida, puedes sentir que tu capacidad de aceptar ciertas circunstancias o personas se agota facilmente y eso causa:

• Malestar psicológico

• Intolerancia y sentirte abrumado

• Desgaste emocional nocivo para el sistema inmunológico.

• Aumenta el riesgo de sufrir problemas cardiovasculares.

• Malas relaciones sociales y familiares.

Date cuenta de lo que consideras mal genio, enojo, rabia, para que aterrices la forma en la que puedes ayudarte en este proceso de sanación. Lo último que has de querer es considerar que la vida y las relaciones espirituales son siempre tranquilas. Una buena relación no es siempre miel y rosas. Es un proceso de nacimiento, a menudo doloroso, con frecuencia confuso.

El hecho de que dos personas tengan una «relación espiritual» no significa necesariamente que estén siempre sonriéndose, «espiritual» es ante todo, «auténtico». En las relaciones, nos reunimos para hacer un verdadero trabajo. Y el verdadero trabajo sólo se puede hacer si existe una rigurosa sinceridad, que es lo que todos anhelamos, pero tenemos miedo de comunicarnos abiertamente con otra persona porque pensamos que los demás nos dejarán si ven quiénes somos en realidad. Es mucho mejor comunicar nuestros sentimientos que reprimirlos. El enojo suele ser el resultado de una serie de sentimientos no comunicados que se nos amontonan dentro hasta que por fin estallan.

Lección 4 – Relaciones espirituales

En una relación espiritual, forma parte del compromiso expresar de forma sincera y constante tus sentimientos y apoyar al otro para que pueda hacer lo mismo. Es tanto lo que así se va comunicando a lo largo del camino que disminuye la probabilidad de que se vaya acumulando el resentimiento en el interior de uno u otro. Hay que trabajar con lo que se tiene. Si el enojo emerge, acéptalo. Si crees que el otro no te amará si te enojas, dejas de ser sincero y la relación está indudablemente condenada al fracaso. No es necesario romper una relación por una pelea.

Es muy importante disponer de un espacio de seguridad para pelearse. Ya que lo que parecen peleas no siempre lo son.

1. Respira: Respira lento y profundo en 8 tiempos. Inhala y cuenta hasta ocho mentalmente y exhala y cuenta hasta ocho mentalmente.

2. Aíslate: Toma descansos cortos durante los momentos del día que suelen ser estresantes. Pasar un rato en calma puede hacer que te sientas mejor preparado para manejar lo que tienes delante, sin irritarte ni enfadarte. Si el mal genio se escapa de tu control es posible que necesites un lugar donde te sientas tranquilo y cómodo. Elige una habitación, un jardín o algún sitio de tu agrado. Visualízalo de no tener acceso a él rápidamente.

3. Tapping temporal: El hecho de reforzar un pensamiento positivo mediante una actividad mecánica y relajante, como es darnos golpecitos logra el efecto buscado: calmarnos. Suavemente da golpes alrededor de la oreja derecha y repite “Me siento calmado y feliz”.

4. Visualiza: Imagina un lugar, imagen, persona, ser espiritual que te de tranquilidad en el que te sientas a salvo.

5. Mantente consciente de tus emociones: Si eres capaz de detectar la razón por la que tienes mal genio entonces te será fácil revertir la situación.

6. Desahógate: Procura no reprimir tus sentimientos de enojo:

• Contar tus problemas a una persona de confianza te ayudará a enfocarte mejor y buscar posibles soluciones a tus problemas.

• Libera tu rabia frente a un espejo, al observar tus reacciones podrás evitar realizarlas frente a los demás.

• Escribe aquello que te enoja, si tiene nombre propio lo que te molesta, escríbele a esa persona, pero no envíes la carta, destrúyela su objetivo es que saques todo lo que sientes.

• Ríe, Usa el humor para liberar la tensión, sin embargo, evita el sarcasmo, porque podría herir los sentimientos y empeorar las cosas.

• Golpea un cojín, almohada, nunca algo duro, no atentes contra ti.

• En un lugar alejado y estando solo grita fuertemente.

7. Piensa antes de hablar: En el calor del momento, es fácil decir algo de lo que más tarde te arrepentirás. Tómate unos momentos para ordenar tus pensamientos antes de decir nada, y permite que el resto de las personas implicadas en la situación hagan lo mismo. Apenas empieces a pensar con claridad, expresa tu frustración de manera firme, pero sin confrontaciones. Explica cuáles son tus preocupaciones y necesidades de manera clara y directa, sin herir a los demás ni intentar controlarlos.

8. Siempre habla en primera persona y di "yo": Para evitar criticar o culpar (lo que posiblemente solo aumenta la tensión), habla en primera persona cuando expliques el problema. Sé respetuoso y específico. Por ejemplo, dí: "Yo estoy enfadado porque te levantaste de la mesa sin ofrecerte a ayudar con los platos", en lugar de decir "Tu nunca haces nada en la casa".

9. Reserva tiempo para meditar: Así podrás analizar las situaciones que transcurren durante el día y encontrar las razones que produjeron tu mal genio. La meditación ayudará a que tomes el control de tus emociones.

10. Identifica posibles soluciones: En lugar de centrarte en lo que te enfadó, esfuérzate en resolver el problema que tienes. Céntrate en las soluciones no en el problema. ¿Llega todas las noches tarde tu pareja a cenar? Fija la hora de la cena para más tarde o llega al acuerdo de que comerás solo algunas veces por semana.

11. Procura tener un estilo de vida activo: Mantenerte en movimiento ayudará a mejorar tu salud y tu estado anímico.

12. No albergues resentimiento: El perdón es algo muy poderoso. Si dejas que la ira u otros sentimientos negativos desplacen a los positivos, puedes verte absorbido por tu propia amargura o por una sensación de injusticia. Pero si puedes perdonar a quien te hizo enfadar, quizás ambos aprendan algo de la situación. No es realista esperar que todo el mundo siempre reaccione exactamente como tu quieres.

13. Duerme las horas que tu cuerpo necesita: Muchas veces el buen dormir aumenta las posibilidades de que tu buen ánimo se mantenga por más tiempo.

14. Procura concentrarte en actividades que te agraden: Leer, bailar, escuchar música, caminar, cantar, recordar un momento feliz o una persona agradable, ver alguna película, son algunas de las actividades que puedes elegir para cambiar positivamente tu estado de ánimo.

15. Mantente alejado de las discusiones: Ten presente que al estar de mal genio cualquier cosa que digas puede ser mal interpretada y empeorar la situación. La gente con mal genio tiende a contagiar sus estados de ánimo y llevarte a ver el lado negativo de las cosas. Aléjate de las personas malhumoradas.

16. Consume

• Vitamina C

• Antioxidantes

• Vitaminas B6 B12

• El magnesio, el calcio y el zinc

• El potasio

• El hierro